Mentora del distrito 7

Limb Stiff


"Bien ¡Quieren un vencedor! ¡Lo tendrán! ¡Pero, desde luego, no un traidor como ella!"

Fue la frase que la hizo famosa en la primera edición de los juegos del hambre, ese coliseo en el que al inicio mandaban a los tributos tras encerrarlos en una torre de doce pisos, similar a una prisión. Los lanzaron todos a la batalla sin ceremonias ni contajes, solo con las reglas de matarse entre sí y el odio del Capitolio de fondo. Limb tenía dieciséis y un carácter guerrero y rebelde por aquel entonces, llegando incluso a insultar su carcelero el poco tiempo que la recluyeron. Al inicio hacia parte del grupo que no ansiaba jugar, sin embargo, cuando la chica del uno se lanzó sobre ella, armada, no tuvo reparos en agarrar un hacha y decapitarla, no quería morir como una marioneta más de la presidenta Arcana, preferiría vivir aunque fuera para escupirle a la cara, o al menos eso es lo que pensó entonces. 

Su frase implicó un despertar para varios rebeldes, ya que en vez de quedarse a esperar la muerte, prefirieron suicidarse, o morir, ayudándola a luchar contra los tributos del distrito uno y dos, los cuales eran familia de traidores y, o, apoyadores del bando Capitolino en la rebelión. Llegando a crear así una cooperación nunca vista por un vencedor.


Obviamente, cada acto tiene consecuencias, ha perdido a su familia entre otros diversos castigos duros, y, o, humillantes y el distrito siete estuvo una temporada mandando niñas jóvenes y débiles para los juegos, lo cual le imposibilitó conseguir vencedora que la remplace. Algo que ansía ya que tras los castigos su autoestima está algo afectada y se volvió una sarcástica cada vez más desencantada de la vida, a medida que ve el Capitolio progresar y los distritos empeorar, sobre todo los considerados rebeldes.

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